El Estado confunde palabras con cifras para decir que bajó la pobreza. Mientras se esconde desposeídos bajo la alfombra, se conduce a la pauperización de la política.
"Si en Tucumán los nuevos ricos no son tanto los sojeros sino algunos políticos (que en muchos casos se dedican como hobby a ser sojeros), la única política posible aquí es la de la supervivencia de ellos mismos por ellos mismos. Lo de llegar a la función pública para “salvarse” es casi una candorosa nostalgia: ahora hay que llegar para quedarse. La reelección, en consecuencia, no es una cláusula política: es derecho mercantil. Y la recontra-reelección, directamente, convierte a todo Tucumán en zona franca."
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