martes, 4 de octubre de 2011

Reino de Alpacatina 2

de Reino de Alpacatina, el jueves, 08 de septiembre de 2011, 0:51
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Luego de la presentacion del nuevo torneo de combates pergeniado por Anibal, la gente no tardo en hacer escuchar su disconformidad. Las criticas se multiplicaron y hasta hicieron tambalear a Pomprona como organizador de los torneos. Preocupado por el curso de las cosas Pomprona visita a Anibal para pedir ayuda y juntos solicitan audiencia a la Reina.

Se abren las puertas privadas de la sala de trono. La reina ingresa con mucha tranquilidad y una gran sonrisa en su cara. De su brazo cuelga un lujoso bolso negro, haciendo juego con sus zapatos, también negros, colmados de brillantes. En la sala espera, paciente como todas las mañanas, su secretario privado. Anotador en mano, repasa las citas del día.

-    ¡Buen día Turrini! ¿Cómo estás esta mañana?
-    Buen día mi señora. Muy bien, gracias. Noto que usted está de inmejorable humor esta mañana…
-    ¡Por supuesto que estoy de buen humor! Si este día no podía comenzar mejor… ¿acaso no te diste cuenta de esto? – preguntaba sonriente la reina mientras modelaba su bolso – me llegó esta mañana del Reino Galo.
-    Por supuesto mi señora, yo mismo la acerque a su puerta.
-    ¿Y que te parece? – le preguntaba sonriente y contenta como nena con chiche nuevo - ¿no es lo más lindo que viste?
-    Es hermosa su majestad, nadie podría lucirla mejor que usted. Maravillosa adquisición para su colección.
-    Gracias Turrini, es un gran trofeo para mi reinado.

Turrini dejó que ella se paseara por unos minutos más con el bolso antes de devolverla a la realidad. Ella, absorta, se mira a los enormes espejos que decoran la sala del trono, se sonríe a si misma mirándose de costado, deslumbrándose a si misma con su nueva adquisición.

-    Mi señora, disculpe que la interrumpa – dijo finalmente Turrini - pero su Administrador Aníbal se encuentra desde temprano esperando su llegada. Trae a Pomprona con él.
-    ¿A quién?
-    Pomprona, mi señora. Es el organizador de los Torneos de Combates.
-    ¿Torneo de Combates?
-    Si, mi señora. Recuerda que la semana pasada Aníbal le propuso modificar el Torneo de Combates, para ganarnos el favor de la gente del Río de la Alpaca.
-    ¿Y qué pasó con eso?
-    Parece que a la gente en general no le gustó nada ese cambio en el Torneo.  Desde que lo anunciaron se multiplican las quejas en las tertulias. Hasta han llegado a decir que usted quiso sacar rédito político de ese cambio, que usted misma está detrás de ese nuevo torneo.

La sonrisa se desdibujo de la cara de la reina. Una furia incontenible le subió desde el estomago hasta la cabeza.

-    ¡Ya mismo los haces pasar a estos dos inútiles! ¡Me van a escuchar!

Turrini asiente con la cabeza y se dirige a la puerta de la sala del trono. Abre apenas una de las puertas y se asoma hacia fuera donde esperaban ansiosos Aníbal y Pomprona.

-    Buenos días – intentan los dos al unísono mientras ingresaban al salón.
-    ¿Que hiciste Aníbal? – ella no los dejó ni pasar la puerta e inmediatamente los increpó –  ¿Qué mierda hiciste? Y vos… vos….
-    Pomprona señora – le sussurra Turrini
-    Pom pro na…. ¡¿Que hicieron?! ¿Que pavada inventaron?
-    Pero mi señora – intentó excusarse Pomprona al ver que Aníbal no atinaba ni a reaccionar – por favor recuerde que ustedes…
-    ¿Nosotros? ¡Nosotros nada! – le replicó ella furiosa – ¡Acá el inútil, el incompetente sos vos! Venís a manchar mi fantástico reinado, a arruinarme el día ¡y justo ahora que estamos tan cerca de la Batalla Primaria! ¿En que estabas pensando?
-    Pero… pero… - Pomprona no sabia que decir, como intentar defenderse.
-    ¡Pero nada! ¡Te vas ya mismo de acá! ¡No te quiero ver más! Y más vale que salgas ya mismo a decir que mi reino no tiene nada que ver con las payasadas que promocionaste.

Resignado, Pomprona mira una vez mas a Aníbal que sigilosamente se había alejado unos pasos de él, como despegándose de la situación. Ante lo irreversible de la situación, terminó por aceptar la derrota y agachando la cabeza respondió.

-    Sepa usted disculpar mi incompetencia señora, no volverá a ocurrir. Ya mismo voy a desmentir todo.

Mientras se retira, busca nuevamente la mirada de Aníbal que ahora ya estaba más cerca de la reina y hasta había copiado la mirada acusadora que tenía Turrini. Ella, ofuscada, ni lo mira. Pomprona masticó todo su enojo y sin dejar de hacer reverencias se retiró del salón. Cerró suavemente la puerta al salir.
Apenas cerrada la puerta, rápidamente Aníbal se da vuelta en dirección a la reina, que seguía en pose de enojo con los brazos sobre la cintura y la cabeza girada hacia la derecha, como mirando hacia el techo. La revisó de pies a cabeza y distinguió una novedad en la cartera que colgaba de su brazo.

-    ¡Que hermosa cartera mi señora! ¿Acaso es una nueva adquisición de su majestad?

La reacción demoró varios segundos, para Aníbal resultaron eternos. Estudió cada movimiento de ella desde que terminó de ponderar su bolso hasta que ella finalmente aflojó su postura, se dió vuelta hacia el, y esbozando una sonrisa alzó la cartera…

-    ¿Te gusta? Es nueva, me la trajeron esta mañana del reino Galo

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