domingo, 9 de octubre de 2011

"Narcofamilias", el negocio que se extiende

http://www.lagaceta.com.ar/fotos2/2011%5C10%5C9%5C45923458-3605140_210tmb.jpgLucía Lozano  Redacción LA GACETA
 
Domingo 9 de Octubre de 2011 | En barrios periféricos, crece la venta droga en las casas. Ante el desempleo, algunos vecinos ven la posibilidad de hacer dinero rápido comercializando estupefacientes. Así consiguen la manutención propia. Sus aspiraciones son mejorar la casa, comprarse zapatillas y una moto o un auto. Lo que más venden es marihuana, pastillas y otras sustancias ilegales de muy mala calidad
Ni una señal. Es una casa como otras. Sencilla. Techo a dos aguas, frente con una ventana y una puerta que se abre y se cierra todo el tiempo. Cualquiera diría que, en El Palomar, es el hogar que tiene más amigos. Es un constante desfile de chicos, jóvenes y grandes. Al ingresar, le dan un abrazo al que los atiende. Puede ser la madre, el padre, la abuela o los hijos adolescentes. No es un gesto de cariño, aclararán más tarde dos vecinas que se ofrecen a acompañarnos por la zona. Lo que están pidiendo cuando se acercan es la cantidad de droga que quieren comprar.

Para disimular, o porque cada moneda suma, en esta vivienda también se venden cigarrillos. Un detalle interesante aparece en la vereda de la casa ubicada al este de la capital, cerca de la Costanera. Tirados sobre el piso o flotando en el agua que se junta en los bordes del cordón cuneta hay unos papelitos brillantes. De todos colores. Son los envoltorios de la pasta base o "paco" que, según las vecinas, los chicos del barrio consiguen allí. Si uno los mira de cerca, verá que aún conservan un poco de sustancia amarillenta, la droga de última calidad que se vende y se consume en los barrios más pobres de la ciudad.

Las vecinas han visto de todo. A veces aparece la abuela por la ventana, se seca las manos con un repasador y hace maniobras bajo el delantal de cocina para buscar los diminutos sobres con drogas, describen. Otras veces son los hijos, sacan las sustancias de la alacena y la ponen en una mochila. No tienen horarios. A la noche, llegan jóvenes en motos, aparentemente de otros barrios. Un golpeteo característico en la persiana de la ventana o un juego de luces es suficiente para entender el mensaje.

En la sede de la Dirección General de Drogas Peligrosas (Digedrop), la Policía arma listas de apodos cuando identifica a los pequeños vendedores que, sin salir de su barrio, llevan adelante un negocio. El comisario Héctor Fabián Salvatore, jefe de la repartición, lanza su diagnóstico: "cada vez hay más familias sin medios de ingresos que se dedican a venderle droga a sus propios vecinos". Sin reparos, y como la única forma de acceder a cierto nivel de bienestar.

Muchos han visto progresar a otro vecino de la misma forma y quieren imitarlos. Entonces, le preguntan cómo hacer. Las aspiraciones que tienen no son muchas: mejorar la casa, tener zapatillas nuevas, comprar una moto y tal vez un auto, describe Salvatore.

Estas escenas se ven casi todas las semanas. Ocurrió el sábado pasado en el barrio La Costanera. Después de recibir la denuncia de un vecino se activó la investigación que culminó en un allanamiento. En la vivienda se detuvo a cinco personas, entre ellas a una pareja de bajos recursos que hasta hace poco vivía en una casilla a la vera del río Salí. Ahora tenían su propia vivienda y se habían comprado dos vehículos. Durante el operativo se secuestraron 42 ravioles de cocaína, marihuana, una sustancia para estirar droga, pastillas, un revólver y casi $ 10.000.

En números
La venta de droga como negocio familiar se está popularizando tanto que esta modalidad ya aparece en la mayoría de las intervenciones que realiza la Digedrop. En lo que va del año, la fuerza va realizando 275 procedimientos antidrogas, un 30 % más que en el mismo período del año pasado, destaca el comisario. Un poco menos de la mitad de los operativos (115) fueron allanamientos y en el 70 % se realizaron en casas de familia.

Los procedimientos en viviendas se duplicaron y la consecuencia de esto también se vio reflejada en la cantidad de mujeres que aparecen involucradas. En 2010 representaban el 30 % del total de detenidos y ahora más de un 40 %. Concretamente, en 2011 se apresaron 224
dealers, de los cuales 94 son féminas.

Los expertos aclaran otro dato: el fenómeno de la venta de droga como economía familiar se da más que nada en barrios donde hay alto nivel de desempleo y donde hay muchos consumidores. Suelen ser el último eslabón de la cadena, pero no por ello menos importante.

Según los expertos, para la estrategia de los narcos siempre es mejor que sean casas de familia las bocas de expendio, porque entienden que es preferible un sistema de captación de personas comunes y corrientes.

¿Qué es lo que más venden estas familias? La marihuana sigue siendo la droga que más circula. La Digedrop ha secuestrado una cantidad récord de esta sustancia en 2011: 608 kilos (más de 500 kg en un sólo procedimiento). Detrás en cantidad viene la cocaína: se incautaron de 18 kilos.

"No pueden parar"
"Hay mucha venta porque la demanda es grande. Los chicos piden plata, y si no tienen terminan robando porque no pueden parar. Algunos se quedan descalzos porque ya no tienen ni zapatillas para vender", cuenta una de las vecinas, Una de ellas, que se identifica sólo como María y detalla que lucha para sacar a su hijo de las adicciones. Se quejan de los "transas": "reciben cualquier cosa a cambio de droga. Aquí hay familias que armaron sus casas enteras con nuestras ollas, nuestras sábanas; todo lo que les dieron nuestros hijos".

El perfil mayoritario de quienes venden son jóvenes de entre 24 y 35 años, muchos de ellos padres de familias muy pobres, según detalla la Policía.

La mayoría de los vecinos saben dónde se comercializa la droga. Algunos se animan a denunciar en forma anónima. Otros, inclusive, los enfrentan. "Le grité: ’vos sos el que le vendés a mi hijo ¿no?’ El caradura me contestó que no. Pero yo se que sí", relata María, y habla sobre el almacén que tiene este personaje en su casa de dos pisos, un negocio donde no hay demasiados artículos comestibles para comprar, pero sí varios clientes todo el día. "Mucha gente se metió en este negocio por necesidad", dice ella. Pero no acepta que aquel vecino con el que compartió varias navidades ahora se dedique a intoxicarle la vida a los chicos del barrio sólo para salvarse él.
Fuente: http://www.lagaceta.com.ar/nota/459234/Policiales/Narcofamilias-negocio-extiende.html

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