viernes, 7 de octubre de 2011

El Mito de Sísifo

"Sísifo, hijo de Eolo y Enarena, mientras unos le consideraban más sabio y prudente que los demás mortales, otros le tenían por un ladrón, impío y avaricioso"
_______________________El Mito de Sísifo_____________________
http://www.informadorpublico.com/images/tiziano_sisifo.jpg-¿Qué impresiones le despierta la Argentina últimamente?
-Las de siempre: un país rico y con gente preparada que, cada vez que parece que va a despegar, tiene un bajón histórico. (Fernando Savater, La Nación, 31/3/2004).

Charla de café:
-Y… ustedes son como el mito de Sísifo -me dice mi amigo, radicado en Europa hace muchos años, cuando le hago la estúpida pregunta de siempre: “y, ¿cómo nos ven?”
-Vos te acordarás de la época de Martínez de Hoz, ¿no? -continúa.
-Sí, claro que me acuerdo. Y eso a qué viene.
-Bueno, ustedes son eso, el mito de Sísifo -me dice y colocándose él como fuera de nuestro país, que es también su país de origen-. Cuando parece que todo se arregla -continúa-, zás, se cae la piedra y otra vez a subirla. Con Martínez de Hoz iban micros repletos de respetables ciudadanos a comprar a la frontera. Televisores, cocinas, equipos de audio, juego de cocina, ollas a presión, bicicletas, y en Miami, ¿te acordarás, no?, el deme dos… Y cuando parecía que la piedra estaba arriba… otra vez se cae. A subirla.
Y luego Malvinas. Y la misma gente del deme dos saltaba preñada de patriotismo en la plaza de mayo y dos meses después casi los matan a los militares, ¿no?
Yo estaba poniéndome nervioso. No sé si porque lo que decía mi amigo era verdad o es que me jodía que lo dijera como de afuera, como si él estuviera fuera de aquí y no tuviera nada que ver con este desaguisado que hemos hecho. En realidad, ahora que lo pienso, estaba fuera de aquí. Pero igual me molestaba. A nadie le gusta que le refrieguen cosas en la cara, ¿no?
-Y luego -continúa el del mito de Sísifo- muchos argentinos celebraron la llegada de la democracia. Y votaron a Alfonsín, con la democracia se come, se cura, te acordás.
-Sí, me acuerdo -respondí, ya un poco estufo de esta charla. Pero el tipo estaba emperrado en torturarme.
-Y luego también Alfonsín a la lona, seis meses antes de que termine el mandato, ¿no? Otra vez la piedra abajo y Sísifo (la gente, me aclara) a subirla de nuevo.
Ya no contesto. Lo dejo que siga. Y sigue:
-Y luego Menem, somos el primer mundo, deme tres, un dólar un peso, che, ¡qué barato es comer en París!, ¿dónde veraneás este enero?, me voy a Papúa Pu, decía el vendedor de repuestos, ¿te acordarás, no? -se dirige a mí-. Tres, cuatro años de jolgorio. Y otra vez la piedra al lugar de dónde había salido. Ah, y mientras subían la piedra… nadie lo votó, ¿no?
Ya no veo la hora que termine, en realidad este tipo no es muy amigo mío, es amigo de mi hermano, y lo dejé de ver cuando se fue a Alemania. Por cortesía lo invité a tomar un café en la London de Florida y mirá con lo que me sale.
-Luego Chacho Álvarez, terminaremos con la corrupción, etc., etc. Al año, no a los dos años -enfatiza, ya emperrado- otro a la lona. Los mismos que los habían votado a él y a De Rúa (De la Rúa, le corrijo casi sin ganas), a él y De la Rúa -continúa- ¡helicóptero para dos! (Se hace el gracioso).
-¿Y ahora? -le pregunto a ver si el tipo tiene alguna información de cómo le va a ir a este gobierno K, al fin y al cabo viene de Europa y debe tener buena información.

-El mito de Sísifo, sólo hay que acertar cuando se caerá de nuevo la piedra. Y vuelta a empezar -me contesta-. Y se va y me deja que pague los cafés.
Sísifo, hijo de Eolo y enarena, mientras unos le consideraban más sabio y prudente que los demás mortales, otros le tenían por un ladrón, impío y avaricioso.
Fue arrojado a los infiernos, según dicen, por haber revelado los amores de Júpiter con Engina, y por su vida de crímenes y también por haber encadenado a la Muerte. Por todo ello se lo condenó a un suplicio que se ha hecho célebre. Consistía en subir un enorme peñasco hasta la cumbre de una montaña sin lograr colocarlo pues al llegar allí caía de nuevo hacia abajo. Este mito se conoce con el nombre de “el peñasco de Sísifo” (Diccionario de Mitología, F. Caudet Yarza).

06/10/2011  Norberto Zingoni para el Informador Público
Fuente: http://www.informadorpublico.com/1111524.html

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