-Negar al FMI no es sinónimo de que todo está bien
 30/09/2011
30/09/2011
  El hecho de que la crisis financiera de 2008 tuviese su epicentro en  los países más desarrollados del planeta habilitó una categoría distinta  de críticas hacia sus responsables. Analistas, inversores y políticos  de todas las latitudes pusieron especial énfasis en la deficiente tarea  de supervisión de los organismos multilaterales, generando un castigo que se repitió hasta el infinito.
Pero los argumentos que se escuchan en esos cuestionamientos tienen una  consistencia variada. La mayoría pasa por alto el hecho de que el FMI,  por caso, no es un gobierno. Y que sus recetas no son una imposición,  sino la contraparte de un pedido de ayuda.
Cuando la Presidenta y el  ministro Amado Boudou califican al Fondo como un instrumento de  dominación, lo hacen sin asumir que un país que gasta lo que no tiene y  que debe rematar sus bienes para pagar un préstamo, en realidad ya está  dominado por su propia incapacidad.
Es fácil ser crítico con el FMI  después de que un cambio estructural y no guiado de la matriz económica  (la revolución de la soja incubada en los 90 no fue alentada desde el  Estado) permitió llevar el gasto público a casi 50% del PBI.
En  resumen: los problemas surgen antes de que haya que llamar al FMI, no  después. Del mismo modo, que sus técnicos no vengan al país tampoco es  un reflejo de que todo va bien.
Hernán de Goñi para Cronista Comercial
Fuente: http://www.cronista.com//contenidos/2011/09/30/noticia_0107.html
 
 
 
          
      
 
  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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