Villa Corea
Por Ramiro Sagasti | LA NACION
LA PLATA.- "La villa Corea es uno de los lugares más seguros del conurbano bonaerense." El funcionario judicial de San Martín que soltó esa paradoja no estaba bromeando. La villa Corea, que hoy es un barrio de casas bajas y calles angostas, está señalada como un territorio narco , y los narcos procuran evitar que sus clientes la pasen mal. Desde el otro lado del escritorio lleno de expedientes, el funcionario aclaró, con voz neutra: "Tampoco vayas con ropa cara, ni vaciles mucho, ni hagas preguntas".
Esas son algunas de las normas que rigen allí donde el Estado no llega con las leyes republicanas. Y hay otras: la ley del talión, por ejemplo, o aquella que fija la muerte de un delator. Tal vez, el crimen de Candela Sol Rodríguez, de 11 años, se debió a esas reglas atávicas. Los investigadores del caso relacionan el homicidio con un supuesto ajuste de cuentas entre traficantes de drogas. Y las pistas que sostienen esta hipótesis los condujeron a Corea, en el partido de San Martín."Está difícil entrar: es territorio narco y están todos muy nerviosos", dijo a La Nacion el contacto de la villa Corea, un tipo de mirada celeste y filosa que sabe cómo se mueve el hampa en San Martín. Y se apresuró a soltar una sentencia: "De ahí salió la boleta de Candela".
Aquella frase que la mañana anterior había pronunciado el funcionario judicial, esa del lugar más seguro del conurbano, de pronto, asumió la forma de una ironía.
De esta zona, en José León Suárez, proviene parte de la familia de Candela. El padre de Carola Labrador, madre de la niña, era de allí. Se llamaba Alberto Labrador y le decían "Beto"; era un tipo muy conocido en Corea, puntero político del Partido Justicialista (PJ).
Dicen algunos que "Beto" Labrador tenía relaciones con vendedores de drogas, pero esos vínculos no fueron probados.
"Del estilo matón"
"No puedo hablar mucho porque murió el año pasado. Pero era del estilo matón", dijo el intendente de San Martín, Ricardo Ivoskus , durante una reciente entrevista con La Nacion.Carola y su hermana Betiana se criaron en la villa Corea. Si bien ya no vivían allí, seguían visitando la zona, según relató gente que las conoce desde hace tiempo.
Una tía política de Candela, María Alejandra Romagnoli, es dueña del buffet y del supermercado de un complejo de canchas de fútbol en el barrio Siglo XX, a seis cuadras de la plaza de la villa Corea. La Nacion llamó a la puerta del complejo. Atendió un hombre temeroso y dijo: "No tengo nada que ver. Yo solamente hago la limpieza y me voy".
Cuentan en el barrio que Carola y Betiana a veces vendían tortas en el buffet de las canchas de fútbol. Pero no sería lo único que habrían vendido las hermanas Labrador. Investigadores y personas relacionadas con el hampa aseguraron a La Nacion que la madre de Candela y su hermana se habrían dedicado a marcar víctimas para una banda mixta, formada por policías y delincuentes, dedicada a secuestrar personas ligadas al narcotráfico para quedarse con el dominio de este último negocio.
Frente a esta hipótesis, los investigadores suponen que el móvil del crimen de Candela fue una venganza contra la madre. Además, Betiana sería la mujer de un hombre al que llaman "Huevo" y que también estaría ligado al narcotráfico. Sin embargo, las mujeres negaron esos presuntos vínculos con delincuentes.
Hace poco más de dos meses, Romagnoli fue secuestrada por un grupo de hombres armados con FAL y vestidos con chalecos policiales. Aparentemente, la banda estaba integrada por policías y delincuentes comunes ; en el mismo golpe fue secuestrado un conocido dealer de la zona conocido como "Pitimeco", que es pariente de Romagnoli. No fue el único secuestro: ya habían raptado a la madre y a la hija de "Pitimeco" y a "Huevo".
No sólo dinero
"Algunos de esos rescates -dijo a La Nacion un ex vendedor de drogas de San Martín, que tiene muchos amigos en Corea- se pagaron con «merca», además de la «guita»".Mientras La Nacion conversaba con un grupo de jubilados, un hombre se acercó en bicicleta y dijo: "Cualquier cosa que quieras saber, preguntale a la policía -dijo, y señaló con el mentón a un patrullero estacionado a unos 100 metros-. Hijos de p...". No quiso decir nada más. Se fue.
En efecto, el propio ministro de Justicia y Seguridad, Ricardo Casal, había reconocido, en una reunión con legisladores bonaerenses, la eventual participación de policías en el crimen de Candela. Mientras tanto, en el barrio flota un rumor que contiene el apodo de un uniformado que estaría vinculado con el negocio del narcotráfico: "Neneco".
Pero no sólo se habla de bandas mixtas en la villa Corea; el fenómeno se extiende a lo largo de toda la jurisdicción y -según fuentes que trabajan en inteligencia criminal- las sospechas alcanzan a jefes de la fuerza bonaerense. En diálogo con La Nacion, dijo el intendente Ivoskus: "No lo puedo probar; pero sí, en el distrito se habla de complicidad policial".
Y una fuente de la Unidad Funcional de Instrucciones especializada en narcotráfico de San Martín, la UFI N° 16, afirmó: "Hay policías investigados y sospechosos. Tuvimos casos muy puntuales. Pero no es algo muy común ni es fácil probarlo".
La UFI N° 16, a cargo del fiscal Germán Martínez, fue creada en abril de 2006 por la Fiscalía General de San Martín, que hoy conduce Marcelo Lapargo. Desde entonces, hubo más de 600 causas con requerimientos de allanamientos, unos 2000 aprehendidos, 720 detenidos, 600 prisiones preventivas y 420 condenas; el 80 por ciento de las condenas fue por comercio de estupefacientes.
Las villas de San Martín que más mencionan los investigadores cuando hablan de la venta de drogas son la 18, la 9 de Julio, la Cárcova, la de los paraguayos y Corea..
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